Ponferrada: Se tiene conocimiento de esta ciudad hacia al siglo XI, precisamente por el Camino al que siempre ha estado vinculada, el castillo templario da fe de ello.
Villafranca del Bierzo: Precioso pueblo que merece una visita.
Las Medulas: Este paraje, de una belleza tan extraña como impresionante, es lo que queda de la mayor mina de oro que los romanos explotaron al noroeste de la península utilizando un procedimiento conocido como «ruina montium». Se minaba el corazón de la montaña con una intrincada red de galerías de distinta longitud y en las que se sucedían los tramos más anchos con repentinos estrechamientos. Más tarde, se liberaban sobre los túneles enormes masas de agua -traída de las montañas cercanas mediante una red de canales y almacenada cerca de la explotación-, lo que producía el colosal derrumbe. El lodo que así se producía era lavado para extraer el oro. Como un vestigio más de la actividad minera del imperio, se conserva el lago de Carucedo.
En función de tu tiempo, puedes visitar; castillo de Cornatel, Mirador de Orellan, Lago Somido.
Valle del Silencio: Toma dirección sur y cruza el puente sobre el río Boeza, camino de las tierras del Oza. Pasados San Esteban, Valdefrancos y San Clemente, inicia una pronunciada subida hacia montes. El monasterio de San Pedro, tienen su origen en el siglo VII. Pese a su estado, el conjunto ofrece un aspecto impresionante.
La estrecha carretera continúa viaje, paralela ya a un joven Oza, hacia Peñalva de Santiago. Destaca la iglesia, joya del arte Mozárabe y único resto del antiguo monasterio fundado por San Genadio en el siglo X. Muy cerca, a la entrada del valle del Silencio, se abre la cueva de San Genadio, a la que se retiraba el santo buscando la soledad.
